Durante tres días estuvimos en el IES Salvaterra de Miño para pintar un mural de unos setenta metros de longitud en los accesos del centro. El encargo llegó con una idea clara: trabajar una temática que conectara con el alumnado y que mostrara la lectura como punto de partida para imaginar, aprender y transformar. Desde ahí desarrollamos una composición en la que un niño leyendo da origen a una escena completa donde aparecen un bosque, una aventura protagonizada por una chica y una tipografía con el nombre del instituto.

El mural se planteó como una intervención abierta al propio centro educativo. Por eso, además de pintar, organizamos talleres de graffiti para que el alumnado participase en el proceso y aportase su trazo dentro de la obra. Esta parte del proyecto permitió que muchos estudiantes se acercaran a la pintura mural por primera vez y entendieran cómo se construye una pieza de estas dimensiones desde el inicio hasta el acabado final.

La ejecución técnica se centró en la pintura plástica. Primero preparamos el muro y aplicamos una base uniforme con pistola para asegurar cobertura y agarre. Después trabajamos un degradado general que sirvió de fondo para toda la escena. A partir de ahí fuimos construyendo los diferentes elementos con brocha y rodillo. La única zona realizada con spray fue la tipografía, donde necesitábamos líneas más limpias y una aplicación más precisa. Con esta combinación conseguimos unificar el conjunto y mantener control sobre cada fase del proceso.

El tiempo fue justo, pero el plan de trabajo funcionó y logramos completar el mural dentro del plazo previsto. La colaboración del centro y del alumnado fue clave para avanzar sin interrupciones. El resultado final quedó instalado en la entrada del instituto como parte permanente del recorrido diario de estudiantes y profesorado.

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